BON . Hay dos tradiciones religiosas organizadas en el Tíbet: el budismo y una fe a la que se hace referencia con su nombre tibetano, Bon. Desde su introducción en el Tíbet en el siglo VIII, el budismo ha sido la religión dominante; en la persona del Dalai Lama, el Budismo Tibetano actual tiene un portavoz elocuente y respetado internacionalmente.
La religión Bon es mucho menos conocida, aunque el número de sus adeptos en el Tíbet es, según todos los informes, considerable. En Occidente, la visión tradicional de Bon ha sido menos que precisa. Ha sido caracterizado como» chamanismo «o» animismo», y como tal, considerado como una continuación de lo que supuestamente eran las prácticas religiosas prevalecientes en el Tíbet antes de la llegada del budismo. También se ha descrito en términos bastante desfavorables como una perversión del budismo, una especie de contracorriente marginal en la que elementos de la doctrina y la práctica budistas han sido copiados descaradamente o invertidos y distorsionados de una manera que se ha comparado de manera algo imaginativa con los cultos satánicos. Fue solo a mediados de la década de 1960 que surgió una comprensión más precisa de esta religión (primero y principalmente gracias a los esfuerzos de David L. Snellgrove), por lo que ahora se reconoce que Bon está estrechamente relacionado con las diversas escuelas budistas en el Tíbet (en particular, la orden Rnying ma pa) y, sin embargo, posee una identidad propia que justifica su estatus como religión distinta.
Problemas de Definición
Un adherente de la religión Bon es llamado Bonpo, de nuevo usando el término tibetano. Un Bonpo es «un creyente en bon», y para tal creyente la palabra bon significa» verdad»,» realidad», o la doctrina eterna e inmutable en la que se expresan la verdad y la realidad. Por lo tanto, bon tiene la misma gama de connotaciones para sus creyentes que la palabra tibetana chos (correspondiente a la palabra india dharma ) tiene para los budistas.
Un problema, sin embargo, surge cuando uno se enfrenta al hecho de que un importante grupo de expertos rituales en el Tíbet pre-budista también eran conocidos como bonpo s. Es posible que sus prácticas religiosas se llamaran Bon (aunque los eruditos están divididos en este punto); ciertamente, sus prácticas se designaron así en la tradición historiográfica posterior, predominantemente budista. Sea como fuere, su sistema religioso era esencialmente diferente no solo del budismo, sino también, en ciertos aspectos importantes, de la tradición religiosa Bon tal como se practicó en siglos posteriores. Por ejemplo, la religión pre-budista del Tíbet da la impresión de estar preocupado por la continuación de la vida más allá de la muerte. Incluía rituales elaborados para garantizar que el alma de una persona muerta fuera conducida de forma segura a una tierra de felicidad post mortem por un animal apropiado, generalmente un yak, un caballo o una oveja, que se sacrificaba en el curso de los ritos funerarios. Las ofrendas de comida, bebida y objetos preciosos también acompañaban a los muertos. Estos ritos alcanzaron su más alto nivel de elaboración y magnificencia en relación con la muerte de un rey o un alto noble; al igual que en China, se erigieron enormes montículos funerarios, y un gran número de sacerdotes y funcionarios de la corte participaron en ritos que duraron varios años. El propósito de estos ritos era doble: por un lado, asegurar la felicidad de los difuntos en la tierra de los muertos, y por el otro, obtener su influencia beneficiosa para el bienestar y la fertilidad de los vivos.
El término Bon se refiere no solo a estas y otras prácticas religiosas del Tíbet pre-budista, sino también a la religión que aparentemente se desarrolló en estrecha interacción con el budismo desde el siglo VIII en adelante y que aún reclama la adhesión de muchos tibetanos. Este artículo se refiere a esta última religión. Los Bonpos afirman que hay una continuidad ininterrumpida entre la religión anterior y la posterior, una afirmación que, cualquiera que sea su validez histórica, es significativa en sí misma.
El asunto se complica aún más por el hecho de que siempre ha existido un vasto y algo amorfo cuerpo de creencias populares en el Tíbet, incluyendo creencias en diversas técnicas de adivinación, el culto a deidades locales (conectadas, sobre todo, con ciertas montañas) y concepciones del alma. En la literatura occidental, tales creencias se denominan con frecuencia «Bon», y se hace referencia al» Bon animismo » y otros atributos supuestamente típicos del Bon. Esto, sin embargo, no tiene base en el uso tibetano, y dado que esta religión popular, no sistematizada, no forma parte esencial del budismo o del Bon (aunque en gran medida está sancionada e integrada en ambas religiones), un término apropiado para ello es el acuñado por Rolf A. Stein, «la religión sin nombre».»
La Identidad Bonpo
Aunque limitada al Tíbet, Bon se considera a sí misma como una religión universal en el sentido de que sus doctrinas son verdaderas y válidas para toda la humanidad. Por esta razón se llama G’yung drung Bon, » Bon eterno.»De acuerdo con su propia perspectiva histórica, se introdujo en el Tíbet muchos siglos antes del budismo y disfrutó del patrocinio real hasta que fue suplantado y expulsado por la «religión falsa» (Budismo) proveniente de la India.
Antes de llegar al Tíbet, sin embargo, se afirma que Bon prosperó en una tierra conocida como Zhang-zhung y que este país siguió siendo el centro de la religión hasta que fue absorbido por el imperio tibetano en expansión en el siglo VII. No hay duda de la realidad histórica de Zhang-zhung, aunque su alcance exacto y su identidad étnica y cultural están lejos de estar claras. Sin embargo, parece haber estado situado en lo que hoy es, en términos generales, el Tíbet occidental, con el Monte Kailash como su centro.
La última patria de Bon, sin embargo, debe buscarse más al oeste, más allá de las fronteras de Zhang-zhung. Los Bonpos creen que su religión fue proclamada por primera vez en una tierra llamada Rtag gzigs (Tazik) o anillo pulmonar ‘Ol mo. Aunque el nombre anterior sugiere la tierra de los tayikos en Asia Central, hasta ahora no ha sido posible identificar esta tierra santa de Bon de manera convincente.
En Rtag gzigs, según afirman los Bonpos, vivía Ston pa Gshen rab (Tonpa Shenrap), un ser totalmente iluminado que era, de hecho, nada menos que el verdadero Buda de nuestra era mundial. Los Bonpos poseen una voluminosa literatura biográfica en la que se ensalzan sus hazañas. Sin entrar en detalles, ni discutir los muchos problemas relacionados con la génesis histórica de esta extraordinaria figura, uno puede al menos notar que su biografía no está estrechamente relacionada con las tradiciones biográficas relacionadas con Śākyamuni, el Buda en cuya autoridad los budistas basan sus doctrinas. Ston pa Gshen rab era un laico, y fue como un príncipe que viajó incesantemente desde su capital en todas direcciones para propagar Bon. Es notable que esta propagación también incluyó la institución de innumerables rituales, la supervisión de la erección de templos y estupas, y la conversión de pecadores notorios. Sus numerosas esposas, hijos, hijas y discípulos también desempeñaron un papel importante (de una manera que no tiene paralelo budista) en esta actividad soteriológica. Fue solo tarde en su vida que fue ordenado como monje, y en ese momento de su carrera se retiró a una ermita del bosque. Por otro lado, Ston pa Gshen rab es considerado un ser completamente iluminado desde su nacimiento, dotado de numerosos poderes sobrenaturales. Su importancia en la religión Bon es crucial; es él quien, directa o indirectamente, da autoridad a la literatura religiosa de los Bonpos, y es el objeto de su intensa devoción.
Creencias y Prácticas religiosas
De la misma manera que los budistas del Tíbet dividen sus sagradas escrituras en dos vastas colecciones, los Bonpos también—probablemente desde mediados del siglo XIV d.c.—poseen sus propios Bka’ ‘gyur (Kanjur, textos que se consideran expuestos en realidad por Ston pa Gshen rab) y Brten ‘gyur (Tenjur, comentarios y tratados posteriores), que comprenden en total aproximadamente trescientos volúmenes. Desde mediados del siglo XIX, los bloques de madera para imprimir han estado disponibles en el principado de Khro bcu, en el extremo este del Tíbet, y se produjeron copias impresas del canon hasta la década de 1950 (Los bloques fueron destruidos durante la Revolución Cultural).) El Bka’ ‘gyur y el Brten ‘gyur se han reconstituido y se han publicado ediciones impresas en el Tíbet.
Una división común del Bonpo Bka » gyur es la cuádruple en Sūtras (mdo ), textos Prajñāpāramitā (erebum ), Tantras (rgyud) y textos que tratan de las formas superiores de meditación (mdzod, lit. «treasurehouse»). El Brten ‘gyur se divide en tres categorías textuales básicas: «Externo», que incluye comentarios sobre el Vinaya, el Abhidharma y los Sūtras; «Interno», que comprende los comentarios sobre los Tantras y los rituales centrados en las principales deidades tántricas, así como el culto a las dakinīs, dharmapāla y los rituales mundanos de magia y adivinación; y finalmente, «Secreto», una sección que trata las prácticas de meditación. Se adjunta una sección que contiene tratados sobre gramática, arquitectura y medicina.
Por conveniencia, los términos indios (budistas) correspondientes al tibetano se han utilizado aquí, pero debe tenerse en cuenta que aunque los Bonpos emplean los mismos términos tibetanos que los budistas, no aceptan su origen indio, ya que rastrean, como se explicó anteriormente, toda su terminología religiosa a Zhang-zhung y, en última instancia, a Rtag gzigs.
Como indica esta revisión de la literatura religiosa Bonpo, las doctrinas que contienen son básicamente las mismas que las del budismo. Los conceptos del mundo como sufrimiento, de causalidad moral y renacimiento en los seis estados de existencia, y de iluminación y Budeidad son elementos doctrinales básicos del Bon. Los bonpos siguen el mismo camino de la virtud y recurren a las mismas prácticas de meditación que los tibetanos budistas.
A principios del siglo XV, y de hecho incluso antes, los Bonpos comenzaron a establecer monasterios que estaban organizados de la misma manera que los budistas, y varios de estos monasterios se convirtieron en grandes instituciones con cientos de monjes y novicios. El monasterio más prestigioso de Bonpo, fundado en 1405, es Sman ri (Menree) en el Tíbet central (en la provincia de Gtsang, al norte del río Brahmaputra). Monjes ordenados completamente, correspondientes al dge slong budista (Gelong; Sct., bhikṣu), se llaman drang srong (un término que en tibetano traduce ṛṣi, los «videntes» semidivinos de los Vedas). Están sujetos a todas las reglas de la disciplina monástica, incluido el celibato estricto.
A lo largo de los siglos, la vida monástica de Bon ha estado cada vez más bajo la influencia de la tradición de aprendizaje académico y debate escolar que caracteriza a la escuela dominante Dge lugs pa (Geluks pa), pero la tradición más antigua de yoguis tántricos y ermitaños, que constituye un vínculo importante entre los Bonpos y los Rnying ma pas, nunca se ha abandonado del todo.
Una importante clase de expertos religiosos, que también encuentra su contraparte en la tradición Rnying ma pa, consiste en los visionarios, tanto monjes como laicos, que revelan «textos ocultos».»Durante la persecución budista de Bon en los siglos VIII y IX, afirman los Bonpos, sus textos sagrados estaban escondidos en cuevas, enterrados bajo tierra o amurallados en ciertos templos. Más tarde (aparentemente desde el siglo X en adelante) los textos fueron redescubiertos—al principio, parecería, por casualidad, y posteriormente a través de la intervención de seres sobrenaturales que dirigirían al elegido gter ston («buscador de tesoros») al sitio. Más tarde, los textos se revelarían en visiones o a través de una transferencia puramente mental de seres divinos. La mayor parte de los Bon BkagGyur y Brtenggyur consiste en textos «redescubiertos» o de inspiración sobrenatural. Los «buscadores de tesoros» han estado activos hasta el presente, y de hecho se puede decir que desempeñan un papel importante en el renacimiento de las actividades religiosas en el Tíbet hoy en día, ya que los textos que se ocultaron para su custodia durante la destrucción sistemática de los años 1960 y 1970 están siendo retirados una vez más de sus escondites.
Como es el caso de la religión tibetana en general, estos textos son particularmente importantes porque sirven, en un sentido casi literal, como partituras litúrgicas para los innumerables y extremadamente complejos rituales, cuya ejecución ocupa gran parte del tiempo y la atención de los monjes. Muchos de estos rituales no difieren significativamente de los realizados por los budistas, excepto que las deidades invocadas, aunque caen en las mismas categorías generales que las que se aplican a las deidades del budismo Mahāyāna, son diferentes de las budistas. Tienen diferentes nombres, características iconográficas, fórmulas evocadoras (mantras) y mitos. Un estudio sistemático de este panteón, sin embargo, acaba de comenzar, y del mismo modo, nuestro conocimiento de los rituales de los Bonpos es todavía extremadamente incompleto.
Los laicos se enfrentan a muchas de estas deidades, suplantadas por monjes, en el curso de danzas de máscaras. Los Bonpos laicos tienen la misma gama de actividades religiosas que los laicos budistas tibetanos: la práctica de la liberalidad hacia los monjes y monasterios (a cambio de la realización de rituales); la multiplicación mecánica de oraciones por medio de banderas de oración y ruedas de oración; y viajes de peregrinación a los lugares sagrados de Bon, como el Monte Kailash en el Himalaya occidental, o Bon ri («montaña de Bon»), en la provincia sureste de Rkong po (Kong po).
La difusión de Bon
Tanto los budistas como los Bonpos están de acuerdo en que cuando el budismo logró obtener el patrocinio real en el Tíbet en los siglos VIII y IX, Bon sufrió un serio revés. En el siglo XI, sin embargo, apareció en el Tíbet central una tradición religiosa organizada, que se autodenominaba Bon y reclamaba continuidad con la religión prebudista anterior. Es esta religión de Bon la que ha persistido hasta nuestros propios tiempos, absorbiendo doctrinas y prácticas de la religión budista dominante, pero siempre adaptando lo que aprendió a sus propias necesidades y perspectivas. Por supuesto, esto no es solo plagio, sino una estrategia dinámica y flexible que ha asegurado la supervivencia, de hecho, la vitalidad, de una minoría religiosa.
Hasta los últimos años, se ha hablado mucho en la literatura occidental del hecho de que los Bonpos realizan ciertos actos rituales básicos de una manera opuesta a la practicada por los budistas. Por lo tanto, al circunvalar lugares y objetos sagrados o al girar sus ruedas de oración, los Bonpos proceden en sentido contrario a las agujas del reloj en lugar de seguir la tradición (india y budista) de pradakṣiṇā, o circunvalación «hacia la derecha. Por esta razón, se ha dicho de Bon que» su esencia estaba en gran medida en contradicción y negación», y se han señalado las» perversiones y distorsiones deliberadas » de Bon. Nunca se insistirá demasiado en el error de esas opiniones. Los Bonpo no son conscientes de ningún elemento de «contradicción y negación» en sus creencias y prácticas, sino que consideran su religión como el camino puro hacia la liberación del sufrimiento y el renacimiento. Es cierto que a lo largo de los siglos, los historiógrafos Bonpo generalmente han considerado la introducción del budismo en el Tíbet como una catástrofe, que han atribuido al «karma maligno» colectivo acumulado de los tibetanos. Por otro lado, los esfuerzos conciliatorios no han faltado; así, una fuente sugiere que Ston pa Gshen rab y Śākyamuni eran realmente hermanos gemelos.
Es difícil evaluar cuán grande es la comunidad Bonpo del Tíbet. Ciertamente, los Bonpos son una minoría no insignificante. Particularmente en el Tíbet oriental, distritos enteros están poblados por Bonpos. También hay comunidades dispersas en el Tíbet central y occidental, en particular en el valle de Chumbi (en la frontera con Sikkim) y entre los nómadas. En el norte de Nepal, también hay aldeas Bonpo, especialmente en el distrito de Dolpo. En un momento de la historia que queda por determinar con precisión, los Bon ejercieron una fuerte influencia en la religión del pueblo Nakhi en la provincia de Yunnan, en el suroeste de China; con esta excepción, los Bonpo no parecen haber participado en empresas misioneras. En la India, los Bonpos pertenecientes a la comunidad de refugiados tibetanos han establecido (desde 1968) un monasterio grande y bien organizado en el que la erudición tradicional, los rituales y las danzas sagradas se llevan a cabo con gran vigor. Desde 1980, cuando se restableció la vida religiosa en el propio Tíbet, los Bonpos han reconstruido varios monasterios (aunque a escala reducida), instalado monjes y reanudado, en la medida en que las condiciones imperantes lo permiten, muchos aspectos de la vida religiosa tradicional. Por lo tanto, parece que hay buenas razones para creer que el Bon seguirá existiendo, e incluso, con ciertos límites, florecerá.
Véase también
Budismo, Escuelas de, artículo sobre Budismo Tibetano y mongol; Dge lugs pa; Religiones tibetanas, artículo general.
Bibliografía
Una introducción bien ilustrada a Bon para los no especialistas es Christian Baumet, Tibet’s Ancient Religion Bon (Bangkok / Trumbull, Conn., 2002). Cuando se publicó en 1950 y durante muchos años después, Quellen zur Geschichte der tibetischen Bon-Religion (Wiesbaden, 1950) de Helmut Hoffman fue el estudio más fiable y completo del Bon, basado en todas las fuentes disponibles en ese momento. Desde 1960, los monjes Bonpo tibetanos en el exilio han colaborado con eruditos occidentales. El primer trabajo importante que resultó de esta situación completamente nueva fue Las Nueve Maneras de Bon: Extractos de la gZi-brjid, editado y traducido por David L. Snellgrove (1967; reimpresión, Boulder, 1980), en la que se presentó por primera vez material doctrinal del importante texto Bon del siglo XIV Gzi brjid. Al año siguiente, David L. Snellgrove y Hugh E. Richardson presentaron un marco histórico para el desarrollo del Bon en Una Historia Cultural del Tíbet (1968; reimpresión, Boulder, 1980) que desde entonces ha sido generalmente aceptado. Una excelente presentación de Bon también fue dada por Anne-Marie Blondeau en su artículo «Les religions du Tibet», en Histoire des religions, editado por Henri-Charles Puech, vol. 3 (París, 1976), págs. 233 a 329.
Un estudio importante de la religión Bon es «A General Introduction to the History and Doctrines of Bon,» de Samten G. Karmay, Memorias del Departamento de Investigación del Tōyō Bunko, no. 33 (1975): 171-218 (también impreso como un folleto separado, The M. T. B. Off-prints Series, no. 3; Tokio, 1975). El mismo erudito también ha traducido una historia del Bon escrita por el erudito de Bonpo Shar rdza Bkra shīs Rgyal mtshan (1859-1935) en 1922 bajo el título The Treasury of Good Sayings: A Tibetan History of Bon (Londres, 1972).
Sobre la literatura Bon, véase Per Kvaerne’s «The Canon of the Bonpos,» Indo-Iranian Journal 16 (1975): 18-56, 96-144, y Samten G. Karmay’s A Catalogue of Bonpo Publications (Tokio, 1977). La vida monástica de Bon (basada en información del monasterio de Sman-ri) se describe en «Continuidad y cambio en el monaquismo tibetano» de Kvaerne, en la Tradición Religiosa Coreana y Asiática, editado por Chai-shin Yu (Toronto, 1977), pp.83-98. Sobre las prácticas meditacionales, ver «‘La Gran Perfección’ en la Tradición de los Bonpos » de Kvaerne, en Early Ch’an in China and Tibet, editado por Whalen Lai y Lewis R. Lancaster (Berkeley, 1983), pp.367-392.
Se ha proporcionado una descripción detallada de un ritual Bonpo en el Tíbet de Per Kvaerne, Bon Religion: A Death Ritual of the Tibetan Bonpos (Leiden, 1984). El mismo libro analiza la extensa iconografía relacionada con ese ritual en particular. La biografía de Ston pa Gshen rab ha sido estudiada intensamente sobre la base del Gzi-rjid y una serie de pinturas en «Peintures tibétaines de la vie de sTon-pa-gçen-rab» de Per Kvaerne, Arts asiatiques 41 (1986).
En Per Kvaerne, La Religión Bon del Tíbet, se ofrece un estudio general de la iconografía del Bon. The Iconography of a Living Tradition (Londres, 1995; reimpresión, 2001).
Por Kvaerne (1987 y 2005)